veredas de secretos,
adoquines, lágrimas
y locos pensamientos
tras la luz inquieta
de la luna llena

Tú duermes solitaria,
abrazando la almohada,
deshojando ideas solitarias
en el cuarto armónico
de las fantasías
cumplidas o por cumplir.
Un día uniremos el camino,
el sur con el norte
gestarán el parto.
Será en el Obelisco,
y en el vientre de Corrientes
sonará el tango del encuentro
justo a la medianoche,
cuando el beso,
y nuestras manos,
griten el orgasmo
de la vida compartida,
por y para siempre.