cortina de agua
que baña suavemente
las calles del loco Bunos Aires,
que baña suavemente
las calles del loco Bunos Aires,
disfrutas el sonido de las gotas
sobre el techo de zinc
y escribes, una vez más,
estrofas hermosas
sobre las hojas
del viejo cuaderno de la memoria.
Levantas los lentes
sobre tu frente,
descansas la vista
y vuelves a la taza de café.
y vuelves a la taza de café.
Pasan las horas,
te agobia el calor,
te agobia el calor,
no hay más ropa por quitar...
la transpiración desborda
tu hermoso cuerpo desnudo
e insistes con el café, ya tibio.
Novelar el paisaje
de los cuerpos y la pasión
en la historia más intensa
jamás vivida por ambos
y por ti contada.