más de una vez,

hablamos
más de una vez,
pero no nos escuchamos;
partiste sin conocerme
y al partir te conocí.
Así estás, así estamos,
buscando en el desierto
el agua que tenemos cerca
y no la vemos.
Y el mundo sigue,
lleno de soledades
que perdidas en la multitud
no se detienen
ni a mirar, ni a escuchar,
pero sí a quejarse,
¿no será hora
de comenzar a reconocernos
tal como somos?
¿O el miedo puede más
que la oportunidad
de ser felices?
Palabras de un alma desgarrada
ResponderEliminar