*CONFUSA.

Noche  de luna escondida,
caricias de viento,
rostro inmóvil,
vos, la magia de la sombra
de tu bella desnudez,
entre solitarias metáforas
recuerdas acostada
el brillo del amanecer,
y entre el sudor
y tus vueltas,
aparezco en tu pensamiento,
mientras tus lágrimas me buscan
y yo . . .
no sé cómo buscarte
en medio de la inmensa soledad
que te rodea de angustia,
sollozo e incertidumbre,
confusion solitaria.

*DISTANCIA.

La distancia de tu silencio
provoca el desvelo
en las locas palabras
hiladas al azar
el blanco de tu piel
la seda de tus cabellos
y la alegría de tu frágil
sonrisa al viento.
Todo vos surge en palabras
todo yo extraño los versos
que de mí salen
para y por ti,
en la loca fantasia
del esperado reencuentro
a orillas del río
que nos vio crecer
en la mañana de flores,
sol y luna
Juntos en aquel
verano adolescente.

*FLOTANDO.

Entre el sol y las sombras,
tus lágrimas y los recuerdos
quedan espacios vacíos,
noches inconclusas
y gratos momentos
que ya comencé a olvidar,
el día que escapaste,
la noche que partiste
y el beso que no fue,
pero quedó
flotando en el aire
que a diario, ambos,
respiramos a distancia.

*ANTES DEL AMANECER.

Pestañas de terciopelo
cubren descaradamente
el sol que brilla en tus ojos
de mermelada azucarada
con tus bellas lágrimas,
tu cuerpo se desliza
entre mis brazos,
mi corazón sobre tu pecho
y la alegria en lágrimas
baña nuestro encuentro
en la vieja casona
al sur del oscuro Buenos Aires.
A lo lejos pequeñas luces
testigos de la distancia,
rodean el viejo campo
lejano de la ruta
y los leños acompañan,
el encuentro postergado
con suave calor,
antes de la fuga,
corriendo tus ojos,
antes del amanecer.

*SOL DE AMOR.

Detrás de las lágrimas,
que sutilmente acarician
el bello rostro de tu fiel
e inmaculada imagen,
el alma de tus suspiros acaricia
el oxígeno de los días compartidos,
disfruta del sol y baña el día
en cada encuentro,
en la vieja habitación
que, al final de la escalera,
espera nuestro
reencuentro cotidiano,
desnudos a la luna
para abrazarnos
al calor del sol,
de nuestro amor.

*SIN VALS.

Debajo de la capelina
escondes la sonrisa de tus lágrimas,
la tristeza de la austera alegría
y el brillo de tus hermosos ojos claros,
mujer del rock confuso,
del tango inconcluso y el vals que aún
no he podido dedicarte
en las sombras del viejo carnaval.
El día que escuche tu voz,
las estrellas harán la melodía,
el sol cobijará tus lágrimas
y juntos correremos el viento
tras la capelina de los sueños,
en el rompecabezas de la vida sin retorno.

*PERDIDO.

Me perdí,
en la última noche de otoño
o en la primera de abril;
descubrí pétalos negros
en el suave perfume de tus lágrimas,
sobre las sábanas frías de cariño,
abrazando la noche
de la eterna soledad,
sobre tus brazos cruzados
dibujando en el más allá,
la loca fantasía de esperar
la canción que no llega
y el beso que se fue.

*BAJO LLOVIZNA.

Entre el viento,
la suave llovizna
y los suburbios
del gran buenos aires,
busco tu figura desdibujada,
perdida en viejos pajonales,
y vuelvo a recordar tus gestos
como el sol entre las gotas
que bañan mi rostro,
solo con el pensamiento mágico
del reencuentro postergado,
en el amanecer
del día menos pensado.

*OTOÑO EN NIEBLA.

El otoño dibuja en el rostro
la temprana oscuridad de la fría tarde

sobre las calles de mi barrio;
en ellas, los perfumes se confunden
entre las ultimas hojas
que caen sobre las grises veredas,
y el sonido rancio del tren
oculta la tarde
despertando la luna sobre la noche
entre la neblina de las luces
que buscan como yo,
tu nombre en cada esquina.

*AL DESPERTAR.

Tu bellas manos
acomodan el tiempo
sonriendo relojes,
corriendo estaciones,
saludando el sol
como tus ojos
acurrucan sensaciones
abrigando a diario
las lágrimas de emociones
que viajan entre nubes
de azul algodón,
mujer de las noches ocultas,
de la luna llena
y el eclipse de mar,
entre tus brazos el dia brilla,
las estrellas cantan
y todo es melodía en tu despertar.

*ANTES DEL SOL.

Se fue la bella luminosidad
de tus pupilas,
lagrimeando en las tardes de enero
frente a la emoción de ver el mar,
sacudiendo el día

como tú sacudías
las noches de encuentro,
sobre los mullidos almohadones
donde, después del último café,
me abrazabas
entre el cielo y la tierra
en nuestro increíble vuelo,
en la casa a orillas
del universo que nos inventamos,
sin saber que un día
partirías con las estrellas
antes de que el sol me despertara.