miércoles, 18 de noviembre de 2020

CÓMPLICE NOCTURNA. *


 Las cuatro y cuarenta de la mañana y comenzó a cantar, la abuela olvido tapar la jaula, y él sabe que está por amanecer en pocos minutos, percibe el alba y comienza su hermoso y continuo canto despertador, molesto, incómodo y demasiado temprano a mi gusto.

Hace minutos deje de escribir, pensaba descansar plácidamente, pero debo levantarme y taparlo o hacer que su canto se forme monótono y después de algunos largos minutos poder descansar, no será ni la primera ni seguramente la última vez que suceda algo así.

Esta noche lo intentaré, fue un largo día, idas y venidas por desaciertos en horarios, tránsito y horas picos en la agenda de trámites estúpidos que solo conducen a pérdida de tiempo irrecuperable de los cuales él no tiene la culpa, y la abuela ya está un poco cansada como para acordarse de todo, su vida se comienza a apagar día tras día, pero él con su canto enciende la fuerzas de un día más cada mañana cuando ella se sube a la sillita baja y quita la gruesa tela que cubre la jaula, a la que quizás nunca debió llegar, pero ahí está, cuidando el fondo de casa debajo del alero al lado del viejo jaulón, que supo estar colmado de canarios de diversos colores debajo de la parra, o debajo del alero de acuerdo al clima del día, la temperatura, la intensidad del sol, el viento o la lluvia, el fondo cambia de aspecto, de color, de brillo y hasta de aroma, esto último debido a mi abuela que muy temprano mientras yo recién comienzo a tomar unos mates y a ubicar sobre la mesa del comedor diario la máquina de escribir, ella ya tiene sobre alguna hornalla el comienzo del preparativo de lo que será en una hora más el almuerzo. 

Pequeña, frágil, canosa, con batón y hace como cincuenta años con un solo riñón, allí está ella, y al escucharme viene hacia delante a compartir unos mates, con un ovillo de hilo de algodón natural en el bolsillo del delantal de cocina, y sus  pequeñas agujas de tejer croché, a veces camina tejiendo, lo hace tan automáticamente que no hace falta que mire cómo, me saluda con un beso y buenos días, tardes, ella sabe todos los días a qué hora dejo de escribir, pues de su habitación escucha las teclas de la máquina de escribir y el correr del carro de la misma, algún día seguramente inventaran algo más silencioso o no, pero aquí todo puede ser, así como el hombre hoy se pasea a los saltos por la luna, por qué no podremos tener algún día algo que sea más sencillo que escribir apretando pesadas teclas, quizás le hable alguna cinta como la de los  grabadores y este lo pase en letras sobre alguna hoja en blanco, en vez de estar llenando cuadernos como lo hago para después pasarlos a máquina y archivarlos en una carpeta para que quizás algún día, anda saber dentro de cuanto tiempo, tenga un hijo o una hija y más adelante, quizás tengo nietos y él ella o ellos, descubran abriendo esta carpeta que seguramente estará dentro de una valija arrumbada, en algún rincón de un galpón y descubran que su abuelo, escribía a diario la vida y me lean, o no, por qué quizás la tinta se esfume y solo queden marcas de las locas ideas que escribo en poesías a diario acompañadas de la luna, las estrellas y esa magia que llega no sé de dónde y hace que pueda crear historia las cuales me cansaré de explicar que no son la mía, sino que, como dicen algunos son un don, son las musas o esa necesidad de volar con palabras plasmando lo que escucho, lo que me cuentan o lo que imagino.

A veces me pregunto hasta cuando, si esto fluye hoy y un día se corta o fluirá de por vida, de ser así llenaré muchos cuadernos, y seguiré intentando buscar el porqué de cada cosa, en palabras con nostalgia, recuerdos, alegrías tristezas y melancolía, las que quizás alguna vez dé a conocer, no solo a mis amigos más cercanos, si no pueda aún no sé cómo imprimir algo para llegar un poco más lejos y quizás antes de tener nietos alguien más lea lo que escribo a diario, entre mates y café, sobre la mesa redonda del comedor diario de casa, cada noche, con la fiel compañera de siempre, cómplice de cada noche la radio.

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