bombones y frutillas
y en el medio del paraíso
de las letras desordenadas,
con un suave color azul plomizo,

rompen las nubes y siempre,
con tu sola presencia,
sale sin prejuicio el sol.
Vos . . .
te lo preguntaste, lo sabes,
o andás divagando las calles
sin saber que sos la luz de mis días,
el aliento de mis noches
y el susurro con el cual
me acuesto pensando a diario,
mientras vos,
entre flores espejadas dormis
para mis poesías.
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