son la ternura,
pues por ellos
escapa tu voz,
suave, armoniosa y sincera,

y expresas
con tu enorme corazón,
mujer de la pluma al viento,
los consejos y esa flor
que dibuja tu rostro
en la noche de la adversidad
del mundo de hoy.
Solo ellos conocen el silencio
de las lágrimas del alma
y guardan los secretos . . .
que cobijamos juntos.