lunes, 17 de febrero de 2025

 
Que el agua cante sobre tu piel
y arrastré la prisa de este día,
que cada gota, como un pincel,
dibuje en tu cuerpo la calma tibia.
Que el vapor acaricie en el aire
las últimas sombras de la jornada,
y al roce templado sobre tu piel
se funda el cansancio en la nada.
Deja que el perfume de la noche
se mezcle en tu aliento pausado,
que la cama reciba tu dulce derroche,
el sueño venciendo a lo agitado.
Duerme, sin peso ni prisa,
que la luna vele tu suave latido,
y si el viento llega con tenue brisa,
te llevé mi voz en un beso escondido.
Que el alba respete tu sueño profundo,
que el tiempo se rinda a tu descanso,
y cuando despiertes, en tu mundo,
se encienda el sol en tu abierta ventana.
 Llega el viento, susurro callado,
despeinando sombras, rozando la piel,
y en su frescura de aroma liviano
se lleva el ardor de este largo ayer.


En su danza tierna y secreta
apaga el calor que quemó la jornada,
se enreda en tu piel, caricia discreta,
y arrulla tu sueño con brisa templada.
Duerme, amor, que el viento te guía,
te eleva entre nubes, te envuelve en su vuelo,
y en el paraíso de la noche fría
descansas liviana, flotando en el cielo.
Que baje la fiebre del sol que ardía,
que el cuerpo encuentre su dulce equilibrio,
y en cada suspiro que el aire te envía
se quede mi beso, eterno alivio.









sábado, 15 de febrero de 2025

 
El viento te trajo en una noche callada,
donde la soledad pesaba en el alma.
Tu mirada incierta, un brillo escondido,
como quien teme volver a soñar.
Al principio, tus pasos dudaban,
la desconfianza era un eco lejano,
pero en cada palabra, en cada silencio,
dejabas caer el miedo en mis manos.
Bajo la luna de plata serena,
con el mate humeante y el río al compás,
largas historias tejimos al viento,
como dos almas que aprenden a volar.
Pero entonces llegó la tormenta,
el cielo rugió su canción ancestral,
y en tus pupilas danzaba el espanto,
un viejo temor difícil de ahogar.
Te cubriste el rostro, buscaste refugio,
susurraste en voz alta, no quiero mirar.
Las gotas, feroces, besaban la tierra,
y el trueno en la noche rompió tu paz.
Me quedé a tu lado, sin prisa, en silencio,
tomé tu mano con dulce calor,
es solo la lluvia, te dije despacio,
solo un susurro de nubes en flor.
Te aferraste sola con un gesto callado,
hasta que el miedo se echó a dormir,
y en tu sonrisa, tan pura y traviesa,
vi que la lluvia empezaba a partir.
Desde ese día, entre risas y cuentos,
el agua no trajo más soledad,
porque en mis brazos hallaste cobijo,
y yo, en los tuyos, mi eternidad.

sábado, 8 de febrero de 2025


 El alivio llega, como llega tu abrazo,
en una tarde de lluvia pausada,
cuando los pájaros se esconden callados
y el cielo nos cubre con su manta plateada.
El sol, que ardía sobre las horas,
cede su reino a la brisa serena,
y el mundo respira en tu risa de fuego,
en el roce sutil de tu voz que me quema.
Así llegas vos, con el alma encendida,
con palabras que bailan, que envuelven, que atrapan,
con tu picardía que enciende la vida
y vuelve con ternura lo que era a distancia.
El río murmura lo que no decimos,
testigo callado de nuestro secreto,
las gotas que caen dibujan en juncos
un mapa invisible de abrazos eternos.
No hay soledad si tu piel me nombra,
si tus ojos cantan en medio del viento,
y en la brisa dulce que juega en el agua
se enreda el latido de nuestro misterio.
Qué hermoso es saber que el tiempo se rinde,
que la tarde no es sombra, sino caricia,
porque en tu presencia todo es infinito,
y la vida, con vos, es pura poesía.

No hay muchas como ella,
contadas en los dedos de un destino caprichoso,
tallada en un molde que el tiempo rompió
para que nadie más pudiera imitarla.
Es un susurro de río en la siesta del campo,
un relámpago que no anuncia tormenta,
el vino exacto servido en la copa correcta,
la carta ganadora que nadie esperaba.
Tiene en los ojos la chispa de la infancia
y en la risa un eco que vuelve.
Camina sin prisa, pero deja huella,
como si la tierra la reconociera suya.
No es de nadie, ni siquiera del viento,
aunque el aire se enreda en su pelo
y la luna se inclina un poco más
cuando la ve pasar los viernes de verano.
Pero si me nombra, si me elige,
si sus manos buscan las mías en la oscuridad,
entonces el mundo entero se apaga
y solo existimos ella y yo.
Edición limitada, irrepetible,
un amor que no se mide en tiempo,
si no en la certeza absoluta
de que a su lado todo cobra sentido.

Entre Vos y Yo. +

El brillo de tus ojos, el color de tu cabello y la sensualidad que despliegas en cada palabra de enojo, solo está en vos, en las canas que e...