y acarameladas mermeladas
de colores diversos te encontré,
dibujé con ellos tu rostro

sobre finas y coloridas sábanas
con desenfrenada pasión.
Almohadas mullidas
compartieron nuestros sueños,
y entre viejas películas
de susurros y abrazos
partiste sin final,
el día en que las rosas
comenzaron a deshojarse
sobre viejos almohadones
en aquel lugar.
Donde hoy acunas entre tus brazos
la soledad en lágrimas negras
de bronca y vergüenza.