Después de años de intensa soledad, con la incondicional
compañía de mi madre me fui reencontrando, a través de las letras con todos
ustedes, con los cuales intercambio vivencias en el arduo recorrido de angustias
y felicidades que a diario nos brinda la vida.
Pasaron muchos años desde aquellas poesías de mi primer libro,
muchas vivencias compartidas y muchos silencios, pero siempre perduro en mí la
base fundamental del entendimiento y el dialogo compartido, el que gracias a
aquellos pasillos y la querida escuela que nos albergó, hoy seguimos
encontrándonos como si el tiempo no hubiera pasado.
Y una vez más agradezco públicamente a mi madre, Mingo, Elena,
Víctor y muchos amigos más quienes fueron mi sostén en momentos muy difíciles
de los últimos años y los cuales me hicieron ver más de una vez, mis errores y
aciertos en la larga oscuridad en la que me encuentro al no estar tan cerca
como pretendo de mis hijos y su madre a quien hoy les dedico este humilde libro
donde como siempre me expreso en silencio atreves de las letras.