Tus cabellos,
se posaron en mi almohada
una madrugada de desvelo.
Tu perfume comenzó a acompañarme,
día tras día, y en letras
fui descubriendo la belleza
hecha mujer en la fuerza de tus ojos,
el tesón de tus palabras
y la paciencia que día tras día,
llena tu vida de lucha entre lágrimas
que dibujan tus días a escondida,
se posaron en mi almohada
una madrugada de desvelo.
Tu perfume comenzó a acompañarme,
día tras día, y en letras
fui descubriendo la belleza
hecha mujer en la fuerza de tus ojos,
el tesón de tus palabras
y la paciencia que día tras día,
llena tu vida de lucha entre lágrimas
que dibujan tus días a escondida,
mujer de las noches desveladas.
Los sueños sinuosos me llevan
una y otra noche siempre a vos,
y allá, donde termine el camino
que no sé cómo sigue,
te encontraré entre jazmines
derrotando obstáculos, para
abrazarte cómo el deseo
más profundo de vida,
entre mis labios.
Que bello llegar al final del camino para encontrar el amor de tú vida. Precioso poema Osvaldo.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias, nos estamos leyendo, abrazo
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