TE CUENTO. *

Te lo cuento, al oído despacito,
esta noche te espero en el barcito
no es lo mismo decirte por el tubo,
que tenerte a mi lado corazón.
Te propongo esperarte a las nueve,
no contestes, déjame terminar,
tenes tiempo de vestirte sin apuro
son apenas las cinco nada más.
El barcito me espera como siempre,

yo a las siete seguro he de llegar,
a tomar un café con los amigos
y esperarte para juntos ir a cenar,
el lugar ya lo tengo reservado
es el dpto de mi amigo Oscar.
Te prometo cocinar algo muy rico,
ya tengo los elementos comprados
solo falta que me digas que si,
vos tenes que traer solo tu cuerpo,
pues del resto, me encargaré yo,
no me digas siquiera una palabra
cuatro horas te quedan para vos,
prometo una noche inolvidable,
como hace unos años pasamos vos y yo.
Son las nueve y media ya pasadas
y Juancito, el mozo ya se ríe.
Me convida silbando una medida
y me invita a jugar una partida,
yo de reojo refilo bien la puerta
mientras juego con el hielo entre mis dedos.
Compro fichas y pongo en la vitrola
Mala junta por Pugliese una vez mas,
de repente Juancito me hace seña
era ella,que entraba en el bar
yo de un trago me trague hasta el hielo
me cerré el saco y salí a saludar,
ella esta mas linda que la luna,
estrellas caían ha su andar.
Quedé mudo, no sabia que decirle,
me abrazó y se puso a lagrimear,
¿qué te pasa, pregunte? mientras la abrazaba
-de alegría lloro, nada mas,
hace mucho esperaba tu llamado
dame un beso y hacéte realidad.
Entonces la senté cómodamente
sus manos fuertemente agarre,
le di un beso de esos inolvidables
y entrecortados comenzamos a charlar.
La charla no fue tan dura,
como yo imaginaba,
entonces no fue difícil,
de acuerdo partir a cenar
yo empuñe mi bastón negro
para correrle la silla,
ella se paro elegante
desplegando el bastón blanco
y juntos como hace años,
caminando despacito,
yo le contaba el paisaje
y ella disfrutaba su aroma.
Después en el departamento
todo salió de película,
mientras yo cocinaba
ella hablaba y contaba
todo lo que estuvo haciendo
mientras a mi me esperaba
yo le confesé el horror
que me daba mi renguera
y ella me confesó
el miedo de su ceguera.
Cenamos amablemente
después tomamos café,
y cómo siguió la noche
se los cuento otra vez.