jueves, 6 de julio de 2000

AQUEL AMANECER.*

Metro a metro, kilómetro a kilómetro,
la ruta los acompañó.
Pasaron los pueblos la charla fue, cada vez
más majestuosa, los puentes le guiñaban el paso,
el verde reía a su andar.
Al costado, el río los encontró juntos,
y calló su ritmo para escucharlos.
Al regreso detrás de los cristales
la historia comenzaba a tomar forma.
Les sonrió la luna, la ruta volvió a acompañarlos,
celosa e inquieta, por no poder escuchar
qué pasaba detrás, y entre estrellas celosas
el amor siguió el camino de la eternidad
a través de los años, desde aquel
inolvidable amanecer,
camino al sur por primera vez.

miércoles, 5 de julio de 2000

KILOMETROS.

Metro a metro, kilómetro a kilómetro,
la ruta nos acompañó.
Pasaron los pueblos
y la charla fue, cada vez,
más majestuosa.
Los puentes nos guiñaban el paso,
el verde reía a nuestro andar.
Al costado, a lo lejos,
el río nos encontró
juntos por segunda vez.
Calló su andar para escucharnos
y nos dejó libres.
Al regreso comprendió
que detrás de los cristales
la historia comenzaba a tomar forma.
Nos sonrió la luna
y la ruta volvió a acompañarnos,
celosa e inquieta,
por no poder escuchar
qué pasaba detrás de esa sombra
que circulaba,
escapando del pasado.

ACANTILADO

El auto estacionado frente al mar, altos acantilados los separan de él y la fuerte lluvia pega en el parabrisas como castigándolos, se comenzaron a empañar los vidrios y el mar se desdibujo hasta encender el desempañador, ella miraba fijo el horizonte ahí donde la línea del mar se confunde con las espesas nubes, el limpiaparabrisas iba y venia sin cesar, al igual que su mente que no encontraba el equilibrio justo entre cabeza y corazón, él la miraba fijamente comprendiéndolo todo, la radio anunciaba mas tormenta, 125 milímetros ya se acumularon desde la cero hora del día de hoy, comienza a anochecer, ella lo mira a los ojos y comienza a besarlo apasionadamente mientras saca las esposas del bolsillo de su campera, él mantiene los ojos cerrados mientras se siguen besando, ella velozmente esposa su muñeca al volante y baja del auto.
En décimas de segundo él la ve tirarse desde el alto acantilado y entra en un terrible pánico enloquecedor, pero intenta llegar al celular y llamar a la policía.
A las 20,30 llego el patrullero, a él, lo están indagando, mañana con el día probablemente sepamos algo de ella, mientras en Mar del Plata sigue lloviendo torrencialmente.

lunes, 3 de julio de 2000

VICIOSO.

Reconozco soy vicioso
de las rutas argentinas,
me encanta ir manejando
un vehículo a motor,
andar subiendo y bajando
las cuchillas entrerrianas,
subir y bajar las sierras
desde Córdoba a San Luis,
es un vicio que me envuelve
el corazón y la mente,
disfruto de los paisajes
de su olor y de su gente.
Allá por la patagonia
en rectas interminables
de pronto encontraras el valle
luego el pueblo y la montaña,
un volcan con nieve eterna
un lago espejo del sol,
la comunidad mapuche
y me voy aun mas al sur.
Esquel me  envuelve el encanto
como frutilla el Bolsón,
chocolate en Bariloche
y una cerveza en Junin.
Las rutas saben de mi
como yo de sus historias,
cada pueblo tiene algo
que en otro no encontraras,
si no fuera por la yuta
que te manguea en el medio
de cada cruce que das
esperándote están para
salvarse el día,
por mas que tengas los pelpas
como requiere la ley.
Bueno ya saben mi vicio
termino de confesarlo
si necesitas chofer
ya sabes a quien llamar,
yo te llevo por las rutas
y vos mate me cebas.

domingo, 2 de julio de 2000

SIN RUMBO.

Nos hemos contado
la vida. . .
En noches de mucho frío
en tardes de lluvia,
madrugadas de calor
desvelo y ansiedad.
Me has confesado
secretos profundos
y sabes de mi
mas que nadie . . .
Y todo se perdió
en nubes de gris perfume
o mañanas tristes,
recordando  los buenos días
en noches de soledad,
por las calles del solitario pueblo,
pues antes de salir el sol
partiste sin despedida
en el viejo tren
que pasa . . .
solo una vez
en la primer semana
de cada mes.







Entre Vos y Yo. +

El brillo de tus ojos, el color de tu cabello y la sensualidad que despliegas en cada palabra de enojo, solo está en vos, en las canas que e...